Segunda Guerra

Serbia exigió entonces a Bulgaria extenderse más allá de lo acordado, alegando que había llevado el peso de los combates en Macedonia y había perdido su salida al mar, temiendo en realidad el poder de la nueva Bulgaria, que había logrado una salida al Mar Egeo y grandes territorios en Macedonia. Grecia, a su vez, no deseaba una Bulgaria poderosa a escasos kilómetros de Salónica.Ante la tensión creciente entre los antiguos aliados, Serbia y Grecia llegaron a un pacto secreto por el que se dividían Macedonia al oeste del río Vardar, quedando el territorio al este del río para Bulgaria. Pronto Montenegro y Rumania, que anhelaba tomar el sur de la Dobruja, se unieron al acuerdo .El Imperio otomano comenzó a tratar también con los nuevos aliados.

Mientras, Bulgaria se encontraba cada vez más aislada: tras su rechazo a la mediación rusa perdió el respaldo de ésta, que apoyó las pretensiones serbias, mientras los austrohúngaros trataban con Grecia y Rumania.Creyendo en su superioridad militar, Bulgaria atacó Serbia y Grecia el 29 de junio de 1913.Pronto los aliados de estas entraron en el conflicto y el 31 de julio de 1913 Bulgaria se veía obligada a firmar el armisticio, reconociendo su derrota.

Este segundo conflicto conllevó grandes pérdidas territoriales para Bulgaria, que perdió el sur de Dobruja, concedido a Rumania, y casi toda Macedonia a excepción de los territorios que rodeaban Strumica, aunque mantenía su acceso al Egeo a través de una franja de 120 km y el puerto de Dedeagatch.Serbia obtenía casi todo el norte de Macedonia, el Imperio otomano recuperaba Edirne y la Tracia oriental, mientras que Grecia ocupaba Epiro con Janina y se extendía unos 75 km al norte y este de Salónica. Montenegro y Serbia se repartían el Sandžak y se creaba Albania.

El tratado de paz de Bucarest (10 de agosto de 1913) puso fin a la Segunda Guerra de los Balcanes. Fue firmado por los representantes diplomáticos de los países intervinientes en dicho conflicto: Reino de Bulgaria, Reino de Rumania, Reino de Serbia, Reino de Montenegro y Reino de Grecia.

El Tratado no logra satisfacer las aspiraciones de ninguna de las partes, ni del resto de las potencias con intereses en la zona, contribuyendo al agravamiento de la tensión en los Balcanes, lo que a la larga desembocará en el atentado de Sarajevo, detonante de la Primera Guerra Mundial.

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